Los cuerpos sutiles del ser humano: una realidad cientifica (Descripción de cuerpos sutiles)

Muchos investigadores y científicos como Gerber, Tiller y Barbara Ann Brennan (http://www.barbarabrennan.com) – científica y clarividente, autora de «Manos que curan» (1987) y «Hágase la Luz» (1993) – aunque con algunos matices y nombres distintos, han concordado en la existencia de varios de los siguientes cuerpos sutiles en la estructura multidimensional del ser humano:

  • Cuerpo etérico
  • Cuerpo emocional
  • Cuerpo mental
  • Cuerpo astral
  • Cuerpo del patrón etéreo
  • Cuerpo celestial
  • Patrón cetérico

También hay concordancias en distintos investigadores, para aceptar junto a los cuerpos sutiles, de la existencia de determinadas estructuras sutiles de energía rotatoria y de forma cónica, denominados «chakras» por la sabiduría del antiguo oriente. Las funciones y propiedades de estos chakras las describiremos después de los cuerpos sutiles.

La existencia de estos cuerpos sutiles o campos bioenergéticos, permite que los clarividentes puedan percibir lo que se denomina comunmente como «aura» en los seres humanos.

La condición de clarividencia o visión de otras dimensiones se facilita en personas con su chakra frontal más desarrollado.

Podemos considerar que la materia de la que esta hecha el cuerpo físico, está estructurado por «luz congelada» o densificada. A partir del cuerpo físico, los distintos cuerpos sutiles estructurados por vibraciones u ondas más veloces que la luz, se van diferenciando cada uno del siguiente por la mayor rapidez y frecuencia de estas ondas que determinan una especie de materia cada vez más fina o sutil, imperceptible para el ojo físico normal, pero si visibles para el clarividente.

El orden ascendente es el sugerido por el diagrama. Los cinco cuerpos de abajo son los que determinan psicológicamente nuestra «personalidad inferior», cuyas connotaciones visibles son estudiadas por la psicología oficial.

Los 3 cuerpos de arriba determinan una «personalidad superior», yo trascendente o yo transpersonal, de lo cual se ocupa exclusivamente la incipiente Psicología Transpersonal.

Para esta vertiente psicológica los denominados trances místicos y otros estados alterados de conciencia, son el resultado de la conexión del sujeto con su yo transpersonal y no de estados enfermizos esquizofrénicos como lo suponía Freud, y a partir de él muchas otras corrientes psicológicas.

Podemos considerar que esta personalidad superior estructura un área trascendental o espiritual del ser humano que es real y concreta, y es independiente de si el individuo profesa una u otra religión, o si es creyente o ateo. Correpondería a lo que de siempre la humanidad ha intuído como alma o espíritu en el ser humano.

La existencia de este yo transpersonal es de extrema importancia, pues según muchos investigadores, entre ellos el Dr. Edward Bach (redescubridor del poder sanador de las esencias florales), la mayoría de las enfermedades conocidas tienen su origen profundo precisamente en el desencuentro entre los anhelos de continuo crecimiento espiritual de este yo superior, y las decisiones egóticas y errantes del yo inferior. Estos desencuentros se caracterizarían por bloqueos e interferencias del flujo energético adecuado entre ambas personalidades, lo que finalmente redunda en la materialización de enfermedades. (Ir a página sobre las CAUSAS PROFUNDAS DE LAS ENFERMEDADES cliqueando aquí)

Los breves lapsos de conexión que pueden tener los individuos con su yo transpersonal durante un trance místico,( y a pesar de la dificultad para definir estas realidades con un vocabulario intelectual limitado), podrían especificarse como sigue:

  • Sentimientos extremos de paz y felicidad inefables.
  • Expansión de la conciencia sin límites y lucidez extraordinaria, que permiten encontrar rápidas respuestas a las más viejas preguntas filosóficas, acerca del verdadero sentido de la vida.
  • Sentimiento de interdependencia, ligazón y amor profundo e incondicional por todo lo creado: seres humanos, naturaleza, flora, fauna, e incluso objetos inanimados, etc.

Esta personalidad superior permanentemente intenta guiar y orientar a la personalidad inferior comunicándose a través de un lenguaje eminentemente simbólico durante el sueño y también por medio de las enfermedades. De esta forma el tipo, la duración y la gravedad de la dolencia, su ubicación en el cuerpo, etc., contienen mensajes importantísimos de descifrar para llegar a una sanación profunda y completa.

Hay diversas técnicas que propician el contacto con el yo transpersonal, como la meditación, contemplación, concentración, oración, diferentes tipos de respiración, mantranización, Reiki, Yoga, Tai Chi, etc.

Todas estas disciplinas tienden al desarrollo del lóbulo derecho del cerebro que es más afin con el lenguaje simbólico, sentimental, artístico, poético, metafórico, propio del yo superior. Recientemente se ha hablado mucho respecto a la denominada «inteligencia emocional» que representa grandes ventajas al momento de conectarse a través de la intuición (que no pasa por procesos analíticos) con fuentes de sabiduría exacta y excenta de errores, como son las que posee nuestro yo trascendental.

En cambio el lóbulo izquierdo del cerebro es el que esta relacionado con las capacidades intelectuales, analíticas, racionales, que independientes de la genialidad del individuo, llegan a un punto de ser insuficientes y limitadas para comprender y relacionarse con este yo esencial.

El cuerpo etérico

En el cuerpo etérico es una matriz o una plantilla energética donde se superpone la estructura de nuestro cuerpo físico. Este molde energético también es el vehículo de la información que determina el desarrollo, por ejemplo, del feto durante la gestación en el útero, así como también el de los datos estructurales que dirigen la reproducción y reparación de los tejidos después de una lesión o enfermedad.

Esta información inteligente contenida en la matriz etérica es la que da origen a la organización genética de las células. Hay experimentos que demuestran que previo a la formación de una hoja de una planta, en la contraparte etérica ya se ha desarrollado la estructura completa de ella.

Por el mismo mecanismo, muchas enfermedades tienen sus comienzos en bloqueos energéticos del cuerpo etérico y más tarde se manifiestan como patología orgánica del cuerpo físico.

Así como en el cuerpo físico existe una circulación de sangre a través de arterias, capilares y venas, también en el cuerpo etérico existe una circulación de un flujo energético de «materia sutil» a través de canales, como los 24 pares de meridianos de acupuntura y los 72.000 nadis referidos en la medicina ayurvédica.

Es en este nivel etérico donde la persona experimenta todas sus sensaciones físicas, dolorosas y agradables. Allí donde haya un dolor corporal, hay un correlato directo de disfunción en este primer nivel del campo aural. De aquí podemos deducir el por qué la acupuntura es tan efectiva para reducir muchos tipos de dolor.

La científica Barbara Ann Brennan, quien además posee el don de la clarividencia (visión en otras dimensiones), nos relata percibir este cuerpo extendiéndose desde 1,25 cm hasta 5 cm, más allá del cuerpo físico, dependiendo de la persona y su estado energético. Ella lo visualiza de un color azul claro en personas tranquilas y sensibles, y de un azul grisáceo más oscuro en las personas fuertes y robustas. Cuanto más se conecte usted con su cuerpo, tenga cuidado de él y lo ejercite, más fortalecerá y desarrollará el primer nivel del campo.