Cuando las Emociones resultan Problemáticas.

Las emociones son procesos que mejoran la aptitud física y mental para responder a las exigencias de nuestros contextos. Sin embargo, hay una larga tradición de pensamiento que las ve como algo negativo o disfuncional “por ir en contra de la razón”, lo que no es completamente erróneo, todo depende de cómo se analice la cuestión.

Consideremos que toda emoción al gatillarse “perturba” al organismo. ¿Quién no ha planeado el modo de comportarse en una situación social, pero enfrentado a la realidad reacciona de otro modo, del modo en que nos “manda la emoción”? Como si ésta tomase el control en contra de lo que pensábamos hacer.

Si bien las emociones organizan y facilitan procesos psicológicos para enfrentar desafíos al organismo, no obstante, pueden tener efectos adversos desde el punto de vista de las metas personales y sociales. Es como si las metas de la naturaleza –sobrevivir- a veces se enfrentaran a las metas personales –éxito social-.

El proceso que moldeó la respuesta emocional, las desarrolló para que nos adaptásemos al medio ambiente natural en el que evolucionamos. Este proceso es un proceso más bien lento en el desarrollo y modificación de dichas respuestas. En cambio, nuestros entornos sociales y culturales han sufrido modificaciones gigantescas en un corto periodo de tiempo, lo que ha generado cierto desfase entre respuestas emocionales y las nuevas demandas de las situaciones cotidianas. Como seres sociales nos desenvolvemos en un entorno cada vez más complejo y cambiante, compuesto de nuestras propias expectativas y normas y exigencias del ambiente sociocultural, y traemos el mismo set de respuestas que cuando nuestro entorno era natural.

Las emociones pueden provocar una suerte de desorganización, para nuestras expectativas actuales, pero “desorganización” que ocurre a expensas de una organización más rudimentaria y estereotipada -pero organización al fin-, con la función de reaccionar rápida y eficientemente a los desafíos impuesto al organismo. ¿Es eso irracional?

A veces estas reacciones emocionales parecen desproporcionadas a las consecuencias de los eventos, pero desde un punto de vista adaptativo es preferible “sobre-reaccionar” frente a una falsa alarma, que pagar los posibles costos vitales de no hacerlo y que resultase real la amenaza. Si no tenemos en cuenta este fin último, las emociones resultan incomprensibles e irracionales. Lo importante es que aunque vayan en contra de nuestras ideas y expectativas del momento, tienen un objetivo y función vital, son apropiadas desde el punto de vista de las metas de la sobrevivencia.

Fuimos dotados con un set de respuestas para diversos eventos, como por ejemplo, tener miedo y correr de la amenaza de una tigresa hambrienta que nos acecha. No obstante las “amenazas sociales”, gatillan el mismo set de respuestas que si fuera una peligro real para la vida, por lo que la amenaza para mi autoestima relacionada a que reprenda el jefe, puede que cause que se me aceleré el corazón, me hiperventile, me ponga tenso y me suden las manos como si me estuviera preparando para escapar de la tigresa.

Las emociones son la mejor respuesta de nuestro organismo a cómo percibimos una situación. Si les prestamos atención nos estarán informando de lo que significa dicha situación para nosotros. No es inadecuado sentir miedo frente a la amenaza, no es inadecuado agitarme porqué me siento amenazado por mi jefe. En el segundo ejemplo, a lo que se debe prestar atención es a por qué me resulta amenazante una situación que en la realidad objetiva no lo es. ¿Qué interpreto como peligroso de ese evento como para que mi cuerpo reaccione así?. Es decir, no enjuiciemos la emoción como errónea, usémosla como el mensajero que indica el sentido profundo que le hemos dado a una situación y veremos que nuestras emociones siempre son la respuesta más lógica a cómo hemos interpretado un evento.

Natalia Córdova-Rubio.

Psicóloga Clínica USACH

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