Geometría Sagrada: Sólidos platónicos, su origen y propiedades

Por Celeste Cortés.

La Geometría está presente en toda la naturaleza, en  la estructura de todas las cosas, desde las moléculas hasta las galaxias. Es por ello, que también nosotros, estamos vinculados a ella.

La aparición de estas figuras, o más bien, la concepción de que existían, se remonta a la prehistoria, en un yacimiento neolítico de Escocia, donde se encontraron figuras de barro  del año 2000 a.C.  Se cree que  constituían elementos decorativos o, tal vez, algún tipo de juego.

Es evidente que no había ninguna comprensión matemática de estos objetos, pero ya tenían identificados exactamente los cinco sólidos. La primera cultura que se fijó en estos poliedros, como algo digno de ser estudiado, fue la antigua Grecia.  Surgen allí personas interesadas en cultivar un saber verdadero. De esta manera, en el año 530 a.C. surge la primera escuela matemática de la historia, la escuela pitagórica, fundada por Pitágoras de Samos.

Pitágoras creía que la naturaleza estaba sujeta a una “armonía matemática”, concebía que los cuerpos celestes se movían en una especie de música de las esferas. Fue el primero en hablar de Cosmos, para referiste a un universo ordenado y armonioso.

Estaban fascinados por los 5 sólidos regulares, cuerpos con caras en forma de polígonos: triángulos, cuadrados o  pentágonos. Por lo mismo, y el arduo estudio que efectuó la escuela pitagórica, estas figuras reciben el mismo nombre de su fundador.

Puede haber un número infinito de polígonos, pero solo estos 5 son regulares. Asociaron el cubo, el tetraedro, el icosaedro y el octaedro a la tierra, el fuego, el agua y el aire respectivamente.

El mismo Platón relacionó el dodecaedro con el Cosmos. Pero no es hasta  el 300 a.C que, Euclides de Alejandría, logra argumentar y comprobar en su libro, “Los  Elementos”, a estos 5 sólidos platónicos como elementos matemáticos definitivos.

Desde un punto espiritual, los sólidos platónicos, son  lo más sagrado de las figuras geométricas. Nos permiten sincronizar los hemisferios cerebrales. Los colores, las formas. Las experiencias espirituales son procesadas en el hemisferio derecho, mientras que todo lo que significa medida, lógica, matemáticas, etc. se procesa en el hemisferio izquierdo. Por lo que, conseguimos con la geometría sagrada involucrar al hemisferio izquierdo en una tarea mística, sin sabotear su lógica.

Cada sólido es representado con un elemento y se relacionan con un Chakra:

Tetraedro (4 caras), el amor y la conexión con el Ser Superior. Corresponde al primer Chakra, el de la corona.

Hexaedro (6 caras), la conexión con la vida y la naturaleza; ratifica nuestro propósito en el plano físico. Corresponde al segundo Chakra, el tercer ojo.

Octaedro (8 caras) la integración, la perfección de la materia por el espíritu. Es la sabiduría. Corresponde al tercer Chakra, garganta

Dodecaedro (12 caras) planeta tierra, la ascensión, poder femenino. Se le asocia a la conciencia planetaria. Corresponde al cuarto Chakra, el corazón.

Icosaedro (20 caras) de la transformación. Es expansión, se le asocia a la conciencia cósmica. Por último, corresponde al quinto Chakra, plexo solar.